Uno de los testigos, Jorge Castro, quien se desplazaba con su familia para almorzar en un restaurante campestre, dijo que “el espectáculo fue lamentable y aterrador. Unos tipos corrían detrás de otros con varillas, machetes y piedras en las manos. Corrían primero, luego retrocedían rápidamente porque se les venían encima… A mi carro le pegaron un pedradón en el capó. Menos mal a mi familia no le pasó nada”.
