No es el momento de decir obviedades, menos en plena cuarentena del Covid-19, pero hay momentos en que se hace necesario. Este es uno de esos momentos. Cualquier persona creería que el valor más socorrido y practicado en este duro período para nuestra humanidad, es el de la solidaridad. Es el tiempo de compartir con los que no tienen, de dar comida a los que padecen hambre, de colaborar activamente en la recuperación de nuestros enfermos, de ayudar a las familias que tienen dificultades económicas, de administrar eficientemente los recursos destinados a paliar los sufrimientos de los colombianos.
Desafortunadamente es otro el mensaje que nos llega a través de los medios de comunicación. Un médico en Bogotá, junto a su familia, es amenazado por su propia condición profesional, la que daría más bien para admirarlo y defenderlo. En el reconocido condominio de El Peñón, en jurisdicción de Girardot, un grupo de sus residentes piensa que tiene más derechos que el resto de la ciudadanía y sale tan campante a jugar golf en sus carritos sin pensar en que se debe guardar rigurosamente la cuarentena. Y bueno, el caso del alcalde de Guaduas, Germán Herrera, quien contrató mercados por 630 millones de pesos con evidentes sobrecostos que mostraban las ganas de algunos de quererse quedar con recursos oficiales destinados a ayudar a los más necesitados.
Por eso no sobra recordar a los cundinamarqueses que en este preciso instante, las condiciones que nos agobian, los problemas que vivimos nos tienen que mover a practicar la solidaridad, a ayudar a nuestros vecinos, nuestros niños, nuestros ancianos, nuestros trabajadores. No es momento de egoísmos ni mezquindades. De como sobrepasemos esta dura prueba dependerá de cómo será nuestra sociedad después de la cuarentena. Si el mensaje es que el pícaro, el corrupto pueden robar y solo recibirán una palmadita en la mano, pues habrá otros que querrán hacer lo mismo pues el castigo por esa mala conducta es mínimo.
Esa es precisamente la función primordial que deben cumplir los organismos de control y vigilancia del país. Deben poner los ojos sobre toda la contratación gubernamental que está destinada a ayudar a la población vulnerable del país. Quienes se hayan atrevido siquiera a intentar quedarse con cualquier porcentaje del dinero para los más necesitados deben ser dura y ejemplarmente castigados. De lo contrario el mensaje que se le manda a la sociedad colombiana es pésimo.
Con respecto a la gestión del gobernador Nicolás García al frente de la emergencia, hay que decir que ha sido positiva y proactiva. Han hecho una formidable llave con la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, tomando decisiones que han redundado en que la crisis sanitaria no sea peor de lo que es en la actualidad. El cierre de vías ha sido un mecanismo que ha detenido la propagación del virus. No obstante habría que mirar con más detenimiento quiénes son los que pasan por encima de esas decisiones, porque en algunos condominios de Anapoima, Girardot, Melgar y Ricaurte se registraron arribos de familias en los días festivos que pasaron. ¿Qué sucederá en este puente del 1º de mayo que comienza mañana viernes? Esperamos que las familias acomodadas de Bogotá se queden tranquilas en sus residencias, bien resguardadas, y no hagan uso de sus casas campestres en esta ocasión.