Esta especie se encuentra en peligro de extinción, por lo que es un deber del Estado y del sector privado adelantar esfuerzos para recuperar su menguada población. El Santuario de Osos de Anteojos, ubicado en Guasca (Cundinamarca), es una de las iniciativas más efectivas que se han implementado hasta el momento en Colombia.
Por: Rolando Andrés López.
No todos los colombianos saben que en el territorio nacional hay osos viviendo en las montañas. Pues esta especie, conocida como oso de páramo, oso andino, oso frontino u oso de anteojos, viene disminuyendo su población debido a la caza furtiva y a que el hombre le viene recortando cada día más y más terreno a su hábitat natural.
En Colombia, más exactamente en el municipio cundinamarqués de Guasca, hay una persona que se ha convertido en el defensor de los osos de anteojos. Se llama Orlando Feliciano, veterinario de profesión; es el director del Santuario del Oso de Anteojos (SOA), una entidad dedicada al cuidado y recuperación de la población de este mamífero en el país.
Desafortunadamente este tipo de ideas no cuentan con el suficiente apoyo por parte del Estado y el sector privado. La tarea que adelanta Feliciano con su santuario es difícil pero, a pesar de ello, con la colaboración de la ciudadanía, de voluntarios de algunas empresas, aparte de su gran capacidad de trabajo, está sacando adelante este hogar de osos de anteojos. En esta primera entrega y gracias a la entrevista concedida a EL NIDO DEL CÓNDOR, Orlando Feliciano cuenta detalladamente en qué consiste su labor en defensa de los osos de anteojos de Colombia.